martes, 2 de octubre de 2007

El mar, el viento y la noche



















Por suerte existe la noche para los que perdemos el tiempo durante el día, quizas en algun trabajo o algunos otros estudiando, existe la noche para que podamos viajar, y no perder nada del dia siguiente, ese dia de viento, el del Sudoeste que windguru anuncia para Mar Chiquita. El problema es que viajamos en autos medios rastafaris y la noche se nos hace dia por mas corto que sea el viaje, casi como que nos gustara estar despiertos de noche, viajando, escuchando nuestra música, haciendo que las horas se pasen de prisa... mas allá de que salimos confiados de que el viento va a estar porque le creemos bastante al windguru, siempre pensamos que podría pasar si el viento no llegara a entrar y ahí se nos distorsiona la jugada, entonces hacemos mas largo todo, paramos en la ruta, nos sacamos fotos, si esta la luna redonda capaz estamos una hora en el pastito de la banquina (mensajitos superestelares acompañando), nunca falta alguno que empieza a convinar la gaseosa, quizas tambien se lleva un puñado de hielo de la parrilla que nos mató el hambre después de un tiempo de ruta, cuando parece que venimos bien, que venimos avanzando como los autos que nos pasan, ahí es cuando se rompe nuestro movil, casi siempre, siempre, casi religioso, se queda sin gas, lo pasamos a nafta anda un rato y se tapa el filtro, por lo tanto a chupar nafta y a soplar la manguera del tanque tirados abajo del auto y sin tener obvio una linterna, entonces empieza todo un sistema de cálculos para adivinar en donde esta la maguera que hay que soltar, una vez ubicada solo será cuestión de soplar bien fuerte y ver (imaginar) como sale el óxido del tanque de adentro del filtro, volver luego a poner todo en su lugar y rogar encontrar rápido una estación de gas, sin mencionar nada acerca del arte de camuflar la oblea. Como agravante puede dejar de cargar el alternador y quedarnos sin luces y ahí si parada a dormir obligada, los asientos reclinados, aunque muy poco porque los autos estan llenos de botavaras, velas, bolsos o cualquier cosa que pueda uno imaginarse, todas esas cosas siempre quedan trazando una diagonal atras del asiento y estan como trabadas, llevas el brazo para atras como para intentar moverlas y nunca podes hacerlo, estas cansado y no conseguís mejorar nada, al contrario probas y va para atras un poquito menos que antes, entonces empezás a levantar los piés, a punto de usar el volante del auto como un puf, a veces he visto a algunos esperar que el dueño del auto se duerma y subir directamente los piés al tablero así como de a poco hasta colgar las pantorrillas completas y así encontrar una posicion que te haga creer que al otro día (a las dos o tres horas) cuando la tabla te pida lo mejor de tu estado físico no te va a estar doliendo todo ni vas a sentir una flojera rara de pies a cabeza justo frente a la tempestad.




Cuando se empieza a hacer de día debería ya estar soplando pero no, el viento no aparece, otro rato de ruta analizando detalladamente cada movimiento de las ramas, somos ingenieros en observación de ramas, algunos expertos pueden llagar hasta acertar la velocidad exacta del viento, hasta que al final llegamos a estar frente al mar, como acto automático saltamos todos del auto y ponemos los piés en el agua, hablamos de la temperatura del mar, de que si puede llegar a entrar el viento aunque sean las 12 no haya entrado nada, de que si alguién sabe si alguna vez pasó que no soplaba nada y el viento despues entró, del frente que pareciera estar armándose mas allá, de que si no tiene nadie un amigo en la casa que este frente a la pc para ver que esta marcando el windguru... despues de un rato el hambre aparece y como no aparece el viento y siempre tienen esas heladeras tan poderosas, aparecen las cervezas, se le suma una picada, raramente comemos escabeche y mas raramente antes de navegar, pero como son las dos y no pasa nada con el viento comemos escabeche y tomamos cerveza, negra y rubia hasta las 15 hs, hasta que cuando estábamos casi seguros de que no iba a soplar, la bandera que estaba durmiendo se despierta de un rafagazo fuerte, repentino y ya era tarde para el juguito de naranja, los hidratos de carborno, la barrita de cereal, y las bananas, estabamos detonados, casi sin dormir y para el momento habíamos sacado las mesas afuera, el sol estaba a full, y las cervezas nos habían dejado como para la siesta, o bastante peor, o mejor.




El llamado del viento fue importante, vimos como se llenó de corderos el mar de un momento a otro, como se empezaban a volver los barquitos pescadores que andaban mar adentro, y esas eran las señales que esperábamos ansiosos, solo que nos habíamos distraído, habíamos caído otra vez en los mismos errores, en los mismos excesos, siempre podemos ver como las personas pueden tomar una cerveza fresca, disfrutarla acompañando una comida e irse, pero para nosotros una sola era mas dificil que el pushloop, siempre era empezar y nunca saber cuando terminar, una cerveza sola era una frase fantasiosa, o no fantasiosa pero de la mesa de allado, o no de allado sino mas lejana.
Cuando llegó el viento llegó también la hora de armar y no solo eso, llegó la hora de armar y después ponerse la goma, creo que nunca sentimos una sensación peor, estábamos como afiebrados del sol, el escabeche y la serie de cervezas, apretados adentro del traje, corriendo al sol con ansiedad, poniendo quillas, elijiendo extensores, medidas de botavara, tamaño de vela, viendo donde dejar todo lo que podía volarse, sin mencionar que me había olvidado mi campera en una piedra, y el mar creció y quedó a milimetros del agua, sin mencionar que mi buzo iba y venía con la marea durante vaya a saber cuanto tiempo mientras almorzabamos (a desgarro).
Al poner un pié en el agua un golpe de alivio de frescura acompañó a la mayoría de los windsurfistas y al cabo de una media hora nuestro estado fue normal, casi óptimo, otra vez nos aprobechamos de los poderes sobrenaturales que tenemos cuando estamos en el agua, bueno digo nuestro estado sin mencionar el de uno de los integrantes, el del Diablo, pasó tres horas intentando pasar la rompiente, tubo la experiencia de vomitar en el agua con neoprene puesto, de ser sacudido sin control alguno por una rompiente orillera bastante poderosa, sumado al paseo que le pego la corriente que entra a la laguna, el Diablo habìa cometido otra vez un exceso.
La sesión de windsurf fue muy buena, pasando los primeros 45 minutos dejabas de preguntarte para que tomé, para que el humo, el doesta (dicese rodeíno de la palabra estado, generalmente hace referencia directa a estados alucinógenos, por ingestion voluntaria o involuntaria de alguna sustancia venenosa) iba mejorando, el mar tambien y el viento soplaba para 4,7 o 5 mts del Sudoeste, estaba muy comodo el mar, movido quizas un poco pero prolijo, pegado a la escollera, lo de siempre una ola bastante ordenada y sin resaca de otras, mas derivados una ola mas desprolija pero con muchos picos para el que encontraba placer en volar un poco o al menos en intentar hacerlo. Estuvimos acompañados por unos kites pero luego no se bien que paso que desaparecieron y solo eramos windsurfistas felices no solo de navegar sino tambien de ver que los kites se iban, pero estabamos bien, especialmente Firi, que no paraba de surfear pegado a la escollera, siempre estaba ahi, no sabías como pero nunca se derivaba, Chris parecía que su bautismo de mar no hubiera sido una semana atras sino unos dos años, Lea la batió, era el as del planeo hasta que un intento de backloop lo dejo fuera.

Nos acordábamos de como la detonaría el Marian en una cancha asi, o Pablito, y como el Rusito se hubiera sentido feliz de haber podido acompañarnos y exprimir un poco a su flamante Quatro 76 litros wave 2007 (nada grave unos dedos del pié quebrados en una sudestada lo dejaron afuera unos dias), hubieramos querido que fuera un domingo para que Borja pudiera escapar con nosotros, nos acordamos de muchos windsurfistas mas, entre ellos, el legendario Eloy, y el gran Armando S. un windsurfer autodidacta, un gran profesor, un gran maestro.
Agradecemos a todo el que hizo posible nuestro viaje y a todas las que dieron su permiso.
Queremos mencionar que sin el apoyo divino de Eolo, nuestras vidas carecerían de sentido. Gracias Mar, Gracias Viento, Gracias Noche.